domingo, 13 de noviembre de 2011

De una, a otra pasión

Del fútbol al automovilismo o de los fierros a la pelota, no importa el orden, simplemente lo que importa es la pasión, la garra, el empuje, el disfrute y en si el amor que lleva a llorar de tristeza o emoción, gritar de alegría o por amargura, palpitar por placer o por dolor; todas circunstancias que solamente pueden aflorar en dos deportes totalmente ambiguos, que en muchos casos juntan adepto por doquier, el mismísimo cuero y caucho rodando en sus cercanías se los hace posible.
 Pateando una pelota a más de 200 kilómetros por hora o meter un rebaje de marchas de velocidades mientras se piensa en una gambeta que puede terminar en gol es lo que se refleja en los dichos y hechos que acontecen de la mezcla de velocidad, creatividad, destreza y adrenalina que se fusionan al momento de salir de los cuerpos y convertirse en pasiones.

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